La Ciudad de las niñas y los niños y la CABA de derechas.
Por: Lic. Daniel Radduso
A fines del corriente, cuando Larreta entregue la banda de la Jefatura de Gobierno, se habrán cumplido 16 años ininterrumpidos de derechas a cargo del Estado de la Ciudad de Buenos Aires. La hegemonía del Macrismo, el PRO y Juntos por el Cambio no tiene antecedentes en el jóven – y otrora progresista – distrito, y genera envidia en cualquier “barón del conurbano”.
El actual dominio de derechas ha logrado que las/os porteñas/os naturalicemos que las guardias de los hospitales públicos tengan demoras de 8 a 12 hs, que las escuelas estén infectadas con ratas, que haya chicxs sin vacantes y que se cierren distintos profesorados. Vivimos sin cuestionar que un 35% de los hogares sea inquilino y que el 15% de la población viva en villas y asentamientos. También, aceptamos que el gasto en pauta publicitaria alcance los 29 millones de pesos diarios -quizás esto último haya favorecido tanta naturalización-
Quienes soñamos con un mundo (y una ciudad) distinto (a), y creemos que la democracia es el mejor régimen de organización social (al menos entre los inventados), renovamos -siempre- la fe en el debate de criterios, ideas y propuestas, o como diría Garcia Marquez (1989) “todos, toditos, tenemos algo que decir a los demás, alguna cosa que merece ser por los demás celebrada o perdonada”. Vamos.
Este artículo se organiza de la siguiente manera: en primer lugar se desciben los conceptos más prominentes del libro “La Ciudad de las niñas y los niños”, del pedagogo e investigador Franco Tonucci. Sugerente documento que articula distintas observaciones sobre las ciudades, su organización y funcionamiento, y que impulsa su transformación “a la medida” de las infancias, sus intereses y necesidades. Luego, se exponen tres proposiciones que se infieren lógicamente del programa de La Ciudad de las niñas y los niños. Éstas constituyen el dispositivo político “lente de las infancias”, a partir del cual se evalúa el actual modelo de gestión de la CABA hegemonizado por las derechas. Finalmente se sugiere considerar las bondades culturales y políticas del “lente de las infancias”.
El proyecto de la Ciudad de las niñas y los niños.
La Ciudad de las niñas y los niños es, principalmente, un documento publicado en 1997, que impulsa un programa político que promueve la reformulación de la planificación urbana en torno a las infancias, el juego y la revalorización de la autoridad democrática:
“Las ciudades en su reciente desarrollo, se han olvidado de la mayor parte de los ciudadanos, de los niños precisamente, pero también de las mujeres, de los jóvenes y de los ancianos” (Tonucci, F, 1997, P. 45). En este sentido profesa: “se supone que cuando la ciudad sea más apta para los niños será más apta para todos”. (Tonucci, F, 1997, P. 39).
El núcleo filosófico del documento apunta a fortalecer la democracia y la integración social. Para tal propósito la Ciudad de las niñas y los niños, propone que los gobiernos impulsen el protagonismo ciudadano y aseguren el uso comunitario del espacio público, a través de iniciativas como la puesta en valor del patrimonio cultural y social y la participación ciudadana en temas como seguridad e infraestructura. De este modo, busca generar condiciones institucionales y sociales para asegurar la participación y la autonomía de las infancias.
En este sentido, propone que las niñas y niños puedan salir solos a la calle en entornos seguros y libres porque, si un espacio es seguro para ellos, también lo será para los distintos sectores de la sociedad.
Las proposiciones del “lente de las infancias” y el modelo de CABA de las derechas.
Con anterioridad se señaló que el proyecto de La Ciudad de las niñas y los niños asume a las infancias como parámetro para evaluar y desarrollar la planificación urbana. Esto significa una invitación a observar a las ciudades a través del “lente de las infancias”. En lo próximo, se exponen y describen tres proposiciones sobre la Ciudad que se derivan del razonamiento planteado en el programa de Tonucci. Luego, mirando por este lente nos proponemos desnaturalizar el actual modelo de CABA, hegemonizado por las derechas.
1° proposición: La Ciudad de las niñas y los niños reconoce y valora la diversidad ciudadana.
El documento de Tonucci expone que las ciudades contemporáneas convierten a la ciudadanía universal en una condición abstracta: Su funcionamiento y organización reparte beneficios para un ciudadano prototipo- varón, activo y burgués-, e impone simultáneamente barreras -físicas y simbólicas- en el resto de la población. En este punto, invita a los Estados locales a valorar la diversidad ciudadana, a través de instituciones estatales y no estatales que aseguren las libertades individuales y los derechos sociales.
El “lente de las infancias”, como dispositivo político, permite observar que el actual modelo de CABA es ciego ante las desigualdades. Esto en la práctica implica perjuicios a una mayoría social siempre que ignora/rechaza modificar en desigualdades sociales, por ejemplo, no regula el mercado inmobiliario, libera el precio de los alquileres, no impulsa proyectos de vivienda asequible. En igual perspectiva, reduce la oferta educativa y no garantiza la matrícula escolar en el nivel inicial, desfinancia los comedores escolares, no asegura la seguridad e higiene de los edificios escolares, entre otras iniciativas.
2° proposición: La Ciudad de las niñas y los niños apunta a revitalizar la democracia
Este proyecto propone desnaturalizar el poder corporativo y apunta a revalorizar la política y la democracia. Las propuestas de consulta y participación de las infancias y las juventudes, así como el impulso del espacio público seguro y de calidad para el disfrute común, marcan un horizonte político que compromete a las autoridades públicas a asegurar la plena democracia, la participación de la comunidad y la co-gestión con los sectores implicados en las políticas públicas.
En la Ciudad de Buenos Aires, observamos según nuestro lente, una concentración del poder institucional sin antecedentes. Esto se expresa en distintos espacios de la democracia. Por ejemplo, en el escandaloso vaciamiento del debate en la Legislatura -que se manifiesta en la imposición oficialista y el desconocimiento de las iniciativas populares como la creación de un parque público en Costa Salguero-. También, en el encorsetamiento de las Juntas Comunales a funciones administrativas y la desmovilización de los Consejos Consultivos. Todo lo cual pone en evidencia la distancia que hoy existe respecto al funcionamiento de la Ley de presupuesto participativo, propósito más relevante de las Comunas porteñas.
3° proposición: La Ciudad de las niñas y los niños promueve un ambiente sustentable.
Tonucci plantea que la autonomía de les infantes se identifica con la cuestión ambiental. Sugiere así revitalizar el espacio público, su uso recreativo y social, así como la transitabilidad del peatón, a través de iniciativas como la disminución de la velocidad del tráfico de los automóviles y la expansión de las aceras, entre otras. Concluye con una provocadora reflexión que “si en la ciudad se encuentran niños que juegan, que pasean por sí solos, significa que la Ciudad está sana; si en la Ciudad no se encuentran niños significa que está enferma” (Tonucci, F; 1997; P. 87).
El dispositivo “lentes de las infancias” permite reconocer el deterioro ambiental de la Ciudad. De un lado, es evidente la pérdida del patrimonio cultural y social y el deterioro del espacio público: el robo a los adoquines en el casco histórico, la demolición de cientos de edificios antiguos -y su venta para torres impersonales-, la no urbanización de las villas y los asentamientos de la Ciudad, entre otras. Por otra parte, en distintas cuestiones ambientales “clásicas” se observan problemas estructurales: CABA es una de las capitales peor rankeadas en cantidad de mts2 de espacio verde por habitante (sólo 5,3 mts2 por hab. ante los 15 exigidos por la OMS), también la no implementación de la Ley de Basura Cero, entre otras cuestiones.
En este documento se entiende que los “lentes de las infancias”, elaborados de acuerdo a los criterios del programa La Ciudad de las niñas y los niños, constituyen un potente soporte para evaluar y transformar la CABA. Entendemos, con Tonucci, que las infancias, sus intereses y necesidades, pueden colaborar en desnaturalizar el actual modelo de las derechas, también pueden asistir en la construcción de un proyecto fundado en la democracia y el respeto de los derechos humanos.